jueves, 25 de abril de 2013

España en el Siglo XVII


Evolución económica y social
Si el siglo XVI coincidió con una fase expansiva de la economía, el XVII, hasta 1680 fue una etapa de crisis en España y Europa, excepto Inglaterra y Holanda. 
Ya en la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas epidemias, entre las que destacan las de peste, se repitieron periódicamente, coincidiendo con épocas de carestía y hambre. Un ejemplo: Sevilla perdió 60.000 habitantes en la peste de 1647. Otros factores colaboraron con la crisis demográfica: la expulsión de los moriscos en 1609 supuso la pérdida del tres por ciento de la población del reino, siendo especialmente grave en Valencia y Aragón; las frecuentes guerras exteriores y el aumento de los miembros del clero que colaboró en descenso de la tasa de natalidad. La crisis golpeó con más fuerza a Castilla que a los reinos periféricos. En la segunda mitad del siglo, la crisis continuó y se agudizó. A la decadencia de la agricultura, agravada por la expulsión de los moriscos, se le unió la de la ganadería lanar, que encontró graves dificultades para la exportación, y la de la industria, incapaz de competir con las producciones extranjeras. 
El comercio también entró en una fase recesiva. La competencia francesa en el Mediterráneo y la competencia inglesa y holandesa en el Atlántico, agravaron una coyuntura marcada por el creciente autoabastecimiento de las Indias y el agotamiento de las minas americanas. Consecuencia de la crisis comercial fue la disminución de la circulación monetaria.
La situación fue empeorada por la incorrecta política económica de los gobiernos de la Corona, que agravaron más que solucionaron los problemas: envilecimiento de la moneda (menos plata en su contenido), devaluación monetaria, aumento impositivo. 
La recuperación comenzó al final del siglo: La crisis demográfica y económica puede considerarse acabada hacia 1680. Ya desde antes aumento de la natalidad, más en las zonas litorales. También se fue recuperando la producción y el comercio. En 1680 drástica, pero muy beneficiosa a largo plazo, devaluación de la moneda de vellón. Caos inicial – casi el 75%- pero frenó la inflación y estabilizó el sistema monetario. 
En este marco de crisis económica, la sociedad estamental española vivió un proceso de polarización marcada por el empobrecimiento de un campesinado que constituía la mayor parte de la población, la debilidad de la burguesía y las clases medias, y el crecimiento numérico de los grupos sociales improductivos como la nobleza y el clero en un extremo y los marginados: pícaros, vagos y mendigos en otro. 
Las repercusiones sociales de la crisis afectó a todas las capas sociales: 
- La nobleza aumentó su número por las ventas de títulos, hábitos de las órdenes militares e hidalguías. El descenso demográfico hizo bajar las rentas señoriales así como la crisis agraria, por lo que se endeudó para mantener su tren de vida: el boato era fundamental en la España del XVII. 
- Creció el número de religiosos, como medio de vida. 
- La escasa burguesía tenía como meta dejar los negocios e invertir en tierras y rentas fijas – juros o títulos de deuda pública – e incluso en ennoblecerse. Esto se debe a la mentalidad nobiliaria, antiburguesa y rentista de la sociedad española desde la expulsión de los judíos. Sin embargo en época de crisis la inversión en tierras era una inversión prudente. 
- El campesinado, sobre todo el de Castilla, fue el sector más afectado por la crisis y la voracidad fiscal de la Corona. Muchos pequeños empresarios tuvieron que endeudarse y muchos perdieron sus tierras, emigraron, lo que empeoraba la situación de los que se quedaban. 
- Hubo un resurgir del bandolerismo, y es el siglo de la picaresca. 

La mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo agravó la crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en arquetipos sociales de las España del Barroco. 
Esplendor cultural. El Siglo de Oro. 
Aunque se refiere en general al siglo XVI, algunos estudiosos han considerado que el Siglo de Oro se extendería culturalmente entre 1492 con la “Gramática” de Nebrija y 1681 en que muere Calderón. 
Sus principales características fueron la exaltación de la monarquía, su carácter popular y la defensa de la tradición y la religión católica. 
La mentalidad de la sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad colectiva en la centuria anterior. Así, valores típicamente nobiliarios como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales. Un ejemplo de esta mentalidad fueron los duelos, costumbre generalizada que a veces tenía lugar por las ofensas más nimias. Cualquier atentado al honor de un noble llevaba inmediatamente a dirimir la cuestión mediante la espada. Hubo que esperar al siglo XVIII para que se prohibieran legalmente los duelos. 
Unido a lo anterior se extendió el rechazo a los trabajos manuales, considerados “viles”, es decir, que manchaban el “honor” y la “dignidad” de aquel quien los ejercía. 
Esta mentalidad se apoyaba en los múltiples privilegios que detentaba la nobleza (exención de pagar impuestos directos, no poder ser encarcelados por deudas, no ser torturados, ser enviados a prisiones especiales… Los privilegios llegaban hasta el cadalso: los nobles no podían ser ahorcados y tenían el “privilegio” de morir decapitados. 
Esta mentalidad llevó a que, exceptuando ciudades mercantiles como Cádiz o Barcelona, no se pueda hablar de la existencia de una burguesía (mercaderes, 8 
fabricantes) con mentalidad empresarial que promoviese el desarrollo económico, tal como estaba ocurriendo en Inglaterra, Holanda… 
Las gentes con medios económicos, en vez de hacer inversiones productivas en la agricultura, el comercio o la artesanía, tendieron a buscar el medio de ennoblecerse, adquirir tierras y vivir a la manera noble. 
Toda esta mentalidad debe enmarcarse en un contexto de pesimismo y de conciencia de la decadencia del país. 
En lo referente a la cultura, España vivió una época de auge sin precedente. Iniciado el siglo con la figura de Cervantes (1547-1616) y su "Quijote" (1605 y 1614), las letras hispanas brillaron con el misticismo (S. Juan de la Cruz, Sta. Teresa), la novela picaresca (Mateo Alemán, Quevedo), en poesía destacan Góngora, Lope de Vega, Quevedo, en teatro: Lope de Vega (comedia nacional), Tirso de Molina, Calderón de la Barca, además destacaron los corrales de comedia y los autos sacramentales. También en campos como el derecho con Francisco de Vitoria o economía con los arbitristas. 
La pintura española del Barroco es una de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español. En arquitectura (Ribera), escultura (Gregorio Fernández, Martínez Montañés o Juan de Mena).

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