AUSTRIAS MENORES
La principal innovación en el
funcionamiento del sistema político de la monarquía española en el siglo XVII
fueron los validos. Los validos son personajes, miembros
de la aristocracia, en los que el rey depositaba su total confianza. El monarca
se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales
decisiones. Suponía la unión de dos elementos: un amigo íntimo y un trabajador
eficaz.No fueron un fenómeno exclusivamente español aparecieron en otras monarquías
europeas.
Los validos gobernaron al
margen del sistema institucional de la monarquía, al margen de los Consejos. En
su lugar, como órganos de asesoramiento, crearon Juntas reducidas compuestas
por sus propios partidarios. El nuevo sistema significó un aumento de la
corrupción. Los validos aprovecharon su poder para conseguir
cargos, pensiones y mercedes para sus familiares y partidarios, lo que provocó
críticas generalizadas por parte, sobre todo, de los letrados que formaban los
Consejos y los miembros de la aristocracia que no gozaban del favor del valido.
Validos de Felipe
III: (1598-1621) Duque de Lerma y Duque de
Uceda. Validos de Felipe IV: (1621-1665) Conde-Duque
de Olivares y Luis de Haro. Validos de Carlos II: (1665-1700)
Padre Nithard, Fernando Valenzuela, durante la Regencia de Mariana de Austria
(1665-1675), Duque de Medinaceli y Conde de Oropesa (Carlos II).
Otro fenómeno que se generalizó en la
administración española del siglo XVII fue la venta de cargos. Lo inició en
épocas anteriores la Corona como medio para obtener dinero rápido. Su uso se
extendió con Felipe III. Estos cargos se convirtieron en hereditarios, lo que en la
práctica significó que la Corona cedía parte de su poder a los que detentaban
los cargos. Pese a los muchas protestas que hubo, esta costumbre se mantuvo
durante todo el siglo XVII.
- El valido de Felipe
III (1598-1621) fue del duque de Lerma (Francisco de Sandoval),
político mediocre y de gran ambición, que retiró de todos los cargos
importantes a sus anteriores titulares para colocar en ellos a sus parientes y
amigos. El traslado de la Corte a Valladolid en 1600 probablemente estuvo
motivada por el afán del valido de acaparar al rey – acercando la corte a su
villa de Lerma, además de alejarlo de la peligrosa influencia de la abuela la
Emperatriz María. En 1606 la Corte volvió a Madrid. En 1618 Lerma es sustituido
por su hijo el duque de Uceda.
- El valido de Felipe
IV (1621-1665) fue Gaspar de Guzmán, el Conde Duque de Olivares,
noble andaluz nacido en Roma, educado en la universidad de Salamanca, hombre
muy activo, fue heredero de los arbitristas, decidido a emprender reformas
convencido de la tradición imperial. Olvares tenía una gran inteligencia
política y sincera voluntad de reforma. Felipe IV era un monarca culto y con
más interés por el gobierno. Relevó a Olivares en 1643 y puso a Luis de Haro,
sobrino de Olivares, modesto y amable, rehuyó el título de privado.
- Carlos
II (1665-1700), tenía 4 años al ser coronado, Mariana de Austria
gobierna con un consejo de regencia con tres magnates castellanos y tres
aragoneses. La regencia duró de 1665 a 1675. La reina prescindió pronto del
consejo y depositó su confianza en el jesuita alemán padre Everardo Nithard, su
confesor. La corte se convirtió en un hervidero de intrigas y luchas por el
poder. Los validos se sucedieron en el poder: Nithard (h.1668), Valenzuela
(h.1677), Juan José de Austria (h.1679), duque de Medinacelli (1679-85), conde
de Oropesa (1685 a 91). En un clima de inestabilidad política, agudizado al
final del reinado por el problema sucesorio.
Los conflictos internos.
Los Reyes Católicos habían construido
el nuevo estado que se había estructurado como un conjunto de reinos unidos por
tener los mismos monarcas pero que mantuvieron sus propias leyes e
instituciones. Desde el siglo XVI se manifestaron conflictos entre una tendencia
centralizadora, que trataba de homogeneizar los territorios de la Corona
siguiendo el modelo de reino más poderoso, Castilla, y una tendencia
descentralizadora que buscaba el mantenimiento de las leyes (fueros) e
instituciones particulares de cada territorio.
A estas tensiones de tipo político se
les vino a unir en el siglo XVII las derivadas de la dura crisis
económica y social que sufrió la monarquía hispánica.
Felipe III continuó la
política de intolerancia religiosa: en 1609 decretó la expulsión
de los moriscos. Esta medida afectó especialmente a los reinos de Aragón y
Valencia y provocó el despoblamiento de determinadas zonas y falta de mano de
obra agrícola.
El valido de Felipe
IV, el Conde-Duque de Olivares, trató de que
los demás reinos peninsulares colaboraran al mismo nivel que Castilla en el
esfuerzo
bélico que agobiaba a una monarquía con
graves dificultades financieras. España participaba en esos momentos en la
guerra de los Treinta Años. Este proyecto de Olivares, conocido como la “Unión
de Armas” desencadenó la crisis más grave del siglo XVII, la
crisis de 1640:
LA CRISIS DE 1640
Las necesidades financieras de la
monarquía por la Guerra de los Treinta Años (Guerra de los Treinta Años había
comenzado en 1618 y las hostilidades con los rebeldes holandeses se habían
reanudado) obligaron a aplazar reformas y a recurrir a todo tipo de medidas de
urgencia que agravaron la crisis social y económica, sobre todo en Castilla.
Los conflictos fueron constantes y se produjeron rebeliones: Vizcaya 1632,
Cataluña 1640-52, Portugal 1640-1668, Andalucia 1641 y 1647 a 52, Nápoles 1647,
y Sicilia 1647.
El enorme esfuerzo
militar que para la Monarquía suponía las continuas
guerras europeas y la demanda de sacrificios a los reinos que componían la
Corona realizada por la “Unión de Armas” propuesta por el Conde-Duque
de Olivares en 1632 precipitaron la crisis de 1640 con dos
escenarios principales: Cataluña y Portugal.
La rebelión de Cataluña (1640-1652)
- La causa inmediata
fueron los abusos cometidos sobre la población por parte de los soldados, y la
negativa a aceptar la Unión de Armas por las cortes catalanas.
- Olivares
subestimaba el apego de los catalanes a sus instituciones tradicionales. La
gran fuerza eran la ciudad de Barcelona y un campesinado próspero.
- Enfrentamientos
entre campesinos y soldados en diferentes lugares, la rebelión se extendió a
Barcelona, donde un grupo de rebeldes vestidos de segadores iniciaron un gran
motín y asesinaron al virrey, conde de Santa Coloma, el día del Levantamiento
del Corpus de Sangre El 7 de junio de 1640. En Tortosa y
otras ciudades se hizo huir a tropas reales.
- Enviados de la
Diputación de Cataluña fueron a Madrid a manifestar su sentimiento por lo
ocurrido e hicieron propuestas no aceptadas, en Madrid predominaron los
partidarios del rigor. En Cataluña se impusieron también los partidarios del
secesionismo, como Pau Claris, jefe del Brazo Eclesiástico.
- La Generalitat
presidida por Pau Clarís se puso al frente de la rebelión. Ante el
avance de tropas castellanas, los rebeldes aceptaron la soberanía
de Francia. Un ejército galo entró en Cataluña y derrotó a las tropas
castellanas en Montjüic. Nombraron al rey francés conde de Barcelona. El
16-1-1641 se proclamaba que Cataluña era una república independiente bajo la
protección de Francia. El Rosellón y Lérida eran conquistadas en 1642.
- La crisis
económica, unida a un nuevo brote de peste y al mayor centralismo francés, provocó
el agotamiento de los catalanes que se rindieron en 1652 a las tropas de Juan
José de Austria, bastardo de Felipe IV, con la condición del respeto a sus
antiguos fueros.
- El
dominio de la Francia de Luis XIII y Richelieu acabó con la
reconquista del Principado y la caída de Barcelona en 1652. Sin embargo,
la Corona Española perdió el Rosellón y la Cerdaña en la Paz de
los Pirineos en 1659.
La rebelión y la independencia de
Portugal (1640-1668) - Amplios
sectores de la sociedad portuguesa consideraban que la
incorporación a la monarquía de Felipe
II les había ocasionado más perjuicios que beneficios: Portugal había atraído
hacia sus territorios coloniales a enemigos de España, como los holandeses que
habían atacado Brasil y ocupado plaza del Pacífico. España no había garantizado
su defensa. (En 1654 Brasil volvió a ser colonia Portuguesa).
- La rebelión
portuguesa tuvo un marcado carácter nobiliario, anticastellano e
independentista.
- Se proclamó al
Duque de Braganza como rey, con el nombre de Juan IV. - La rebelión sorprendió al gobierno, que fue incapaz
de atender simultáneamente dos frentes.
- La nueva monarquía se consolidó con la
ayuda de Francia e Inglaterra.
- España reconoció su independencia en
1668, con Carlos II.
Pese a ser aplastados todos los
movimientos, excepto el portugués, Felipe IV mantuvo los fueros
de los diversos reinos.
POLÍTICA EXTERIOR
El siglo XVII fue testigo de la
aparición y consolidación de un nuevo orden internacional en Europa. Las
guerras fueron una constante del que ha sido denominado Siglo
de hierro. La cruel Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y, unida a
la anterior, la Guerra Franco-Española que culminó en 1659 son buen ejemplo de
ello.
La Paz de Westfalia
de 1648 puso fin a la Guerra
de los Treinta Años. Este tratado significó el triunfo de una “Europa
horizontal”, basada en monarquías independientes y en la búsqueda del
equilibrio diplomático y militar, y la derrota de la idea de una “Europa
vertical”, en la que los reinos estarían subordinados al Emperador y al Papa.
Más que esto, La Paz de Westfalia
supuso el fin de la hegemonía de los Habsburgo (Austrias) en sus dos ramas, la
de Madrid y la de Viena, en Europa.
El reinado Felipe
III (1598-1621) fue un reinado pacífico. Agotada España y sus enemigos
tras las continuas guerras del siglo anterior, se paralizaron los conflictos
con Francia, Inglaterra y los rebeldes holandeses, con los que se firmó la Tregua
de los Doce Años (1609-1621).
Con Felipe IV (1621-1665) y su valido,
el Conde-Duque de Olivares, España volvió a implicarse en los grandes
conflictos europeos. La monarquía española participó en la Guerra de los
Treinta Años (1618-1648), apoyando a los Habsburgo de Viena
(Emperador del Imperio Germánico) y a los príncipes católicos alemanes. El fin
de la Tregua de los Doce Años (1609-1621) añadió un nuevo frente al
conflicto.
El conflicto se inició con victorias de
los Habsburgo, como la toma de Breda a los holandeses y las victorias de
Nordlingen y la Montaña Blanca en el conflicto germánico. Pronto cambió el
signo del conflicto y las derrotas se repitieron, como en Rocroi
ante Francia, mientras que franceses e ingleses atacaban las
posesiones americanas. La impotencia de los Habsburgo llevó finalmente al
Tratado de Westfalia (1648) por el que se ponía fin a la Guerra
de los Treinta Años y en el que España reconoció la independencia
de Holanda.
La Paz de Westfalia no marcó el fin de
las hostilidades. La guerra continuó hasta 1659 contra Francia. Finalmente en
la Paz de los Pirineos (1659), Felipe IV aceptó importantes cesiones
territoriales, Rosellón y Cerdaña, Artois... en beneficio de la Francia de Luis
XIII.
La débil monarquía de Carlos II
(1665-1700) fue incapaz de frenar al expansionismo francés de Luis XIV, España
cedió diversos territorios europeos en las Paces de Nimega, Aquisgrán y
Ryswick. Su muerte sin descendencia provocó la Guerra
de Sucesión (1701-1713) al trono español en la que al conflicto interno se
superpondrá un conflicto europeo general. La Paz de Utrecht en 1713 significó
el fin del imperio español en Europa.
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